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Entradas

Cuba, el país de los contrastes y las sonrisas

 No me pregunten por qué, quizás ni me imaginaba cómo podría llegar a dibujarse, pero Cuba ha sido siempre un destino que ha captado mi atención. Un punto en el mapa a priori pequeño en comparación con grandes gigantes a su alrededor pero que da mucho que hablar. El acento cubano, el ron, los puros, la salsa, pero, ¿qué esconde verdaderamente este rincón caribeño con 10,6 millones de habitantes? De los momentos de estrés, agobio y resignación salió esta aventura al otro lado del charco unos meses atrás. Quería un lugar lejos de mi querida pero también muy pateada Europa donde desconectar y explorar hasta tener ganas de volver a casa. Rumbo a La Habana mientras devoraba el libro que me dejó mi madre sobre las aventuras de un corresponsal español en la capital cubana (llegué allí con la lección estudiada), tenía ilusión por un viaje tan largo pero también incertidumbre por ver qué me iba a encontrar al bajar de ese avión. ¿Sería cómo me lo imaginaba? ¿Todo lo que se decía sobre la vi...
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CECÉ y ANMAR, un paso hacia la sostenibilidad y el slow fashion

“No solo tenemos que convertirnos en los peces más fuertes que nadan contracorriente; sino que tenemos que cambiar la corriente”. Con esta frase de James Gustave Speth nos describe su proyecto una de las protagonistas de este artículo, Celia Sañudo.  Cuando algo se hace desde el corazón, transmite e inspira , y es así como jóvenes diseñadores emergentes como Ana Martín, o la citada anteriormente Celia Sañudo, han hecho de su trabajo de fin de grado su proyecto de futuro. Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte, cargan a sus espaldas con elementos ligados a la transformación. El cambio climático es uno de los factores que más ha alterado el mundo de la moda, haciendo del carácter sostenible un esencial entre los jóvenes diseñadores convertido en macrotendencia. Las circunstancias vividas durante el último año han cambiado nuestra forma de pensar y el ritmo de vida todoterreno. En la moda se transmite a través del slow fashion y la atemporalidad. Tres meses en los que el mundo...

Querido 2020...

  Loco 2020. Año de aprender a galopar con lo imprescindible. De quitarle piedras a nuestra mochila y quedarnos solo con lo fundamental. Final de una década y comienzo de nuevos propósitos. 2020 prometía portarse bien, pero resulto ser un meme andante. En ninguna cabeza pasaba la idea de todo lo que se nos venía encima. Nunca. Cuántas veces habremos escuchado eso de: ¡Quién nos lo iba a decir el año pasado! Sin embargo este final de década también nos trajo un nuevo estilo de vida. A veces necesitamos reinventarnos, progresar para ser algo mejores. Y aquí llegó el momento. 2020, por suerte me has quitado poco, no tengo queja, todos a mi alrededor sigue estable, algunos cambios, pero nada a lo que haya que darle mayor importancia de la que tiene. Eso sí, me has quitado algo de tiempo. Tiempo que a la vez me lo has devuelto en forma de familia y amigos. Tiempo que he podido emplear a mí misma como nunca antes. 2020 me has cerrado puertas pero a la vez me has abierto otr...

Segunda oleada de emociones

Hemos llegado al punto en el que lo caótico se ha transformado en lo cotidiano. Hace ocho meses un confinamiento era algo que pertenecía a otro mundo y a una era de la que nosotros no habíamos formado parte. A día de hoy, volver a cerrar las puertas de casa no supone un disparate. Al revés. Tan solo un pequeño trastorno psicológico y económico, pero justo en el momento que pensábamos que todo ya había pasado de largo.   Nunca se fue, siempre estuvo ahí, pero le dimos la espalda. El casi desconocido término de cuarentena ha pasado a ser el día a día. Las distancias vuelven a incrementarse. Las oportunidades, las ilusiones se desvanecen de un día para otro. La segunda ola está aquí, más contundente que nunca. Y es en ese momento cuando lo acariciamos en primera persona, cuando ya no es un simple boca a boca o unas cifras en el telediario. Ahora sí que s í ya es algo palpable y real.  Los encuentros navideños cada vez un paso más lejos. Por primera vez diciembre no nos devolverá ...

Especialmente atípico

No sabíamos muy bien en qué punto nos encontrábamos. Las expectativas eran más bien bajas para los meses venideros, prácticamente nulas. Inmersos en una pandemia mundial, dejando atrás un encierro de alrededor de mes y medio, las cabezas dando tumbos y con una gestión del país dividida en fases hasta llegar a la nueva normalidad. El transcurso de los días habían sido más bien lentos, hasta que una mañana de principios de mayo pudimos tocar el asfalto de las calles convertidas en pistas de atletismo, y unos pocos afortunados acariciamos el mar con la punta de los dedos.   Y llegó la estación del año más trasnochadora, la de las resacas y la cerveza fría. La del salitre en el cuerpo. La de Turnedo de fondo. Pero, ¿Y ahora qué? A dónde fueron a parar el 90% de los planes que definen el verano. Las fiestas de “prao” de las que tanto presumimos en el norte. Las noches en Cañadio rodeados de más madrileños y vallisoletanos que locales. Los viajes de costa en costa por la geografía españ...

El mundo paró a coger aire

Y de repente el mundo pasó de ir como un Ferrari a doscientos por hora, a tomarse un tiempo de descanso. De la noche a la mañana nos vimos sumergidos en una burbuja con forma de pandemia mundial, que nos sonaba igual que su punto de partida, a chino. El planeta nos dio un aviso, necesitaba descansar. El consumismo estaba dejando de lado otros factores, que, si no llega a ser por este parón, no nos hubiésemos sentado a reflexionar. La forma de vivir en el siglo XXI es tan avanzada como egoísta. Ni siquiera nos habíamos parado a pensar lo vulnerable que es el ser humano y la similitud entre todos nosotros. Una simple bacteria no conoce de razas, ni de sexo, ni de religión, incluso ni de colores políticos. La sociedad tan materialista nos había hecho ser incapaces de valorar lo que nos rodea, las pequeñas cosas. El insomnio de cuarentena nos ha despertado sentimientos, recuerdos que quizás antes no nos quitaban el sueño. Un abrazo, un beso, un gesto de cariño es algo tan sencillo qu...

la mejor etapa de mi vida

Oficialmente periodista 🎓 No sé ni como empezar ni como asimilar que todo esto se ha acabado. Las circunstancias me dejaron hace cuatro años en esta ciudad, de la que había oído hablar poco y de la que tenía muy pocas expectativas. A día de hoy puedo decir que fue de las mejores decisiones que he podido tomar en mi vida. He reído, he llorado, he disfrutado y he sufrido también, pero sobre todo he crecido como persona. Gracias a todos y cada uno de los que habéis formado parte de mi vida durante esta etapa, tanto fuera como dentro de la carrera. Me habéis hecho muy feliz y ojalá poder meter en todas estas fotos a todos y cada uno de vosotros. He cumplido uno de mis sueños, ser periodista, y he encontrado una familia en este rincón de Castilla. Se acabó la mejor etapa de nuestra vida. A seguir creciendo. Gracias ❤️ Valladolid siempre serás mi segunda casa. CRECER ES APRENDER A DESPEDIRSE